La vid es uno de los cultivos más importantes de la provincia, conocer sus secretos es apasionante. Yo tuve la posibilidad de visitar esta bodega, al igual que otras pequeñas que se encuentran en la región y sinceramente ver el trabajo, la dedicación y el cariño con los que cuidan los viñedos es asombroso y digno de conocer si uno tiene la posibilidad de viajar al lugar. Vale la pena la distancia que hay que recorrer.
Los anfitriones de la bodega son muy amables, es normal pasarse horas escuchando historias, viendo cómo comparten los secretos del proceso de producción y enseñando a degustar algunos vinos.
En el año 1963 llegó un nuevo sistema de riego y para demostrar cómo funcionaba, sus creadores realizaron su propio viñedo y desde ese entonces nunca más abandonaron la región, su pasión los llevó a agrandar los cultivos y en el año 1968 comenzó la construcción de la bodega.
En la actualidad cuenta con 650 hectáreas, más de 500 empleados y 10 millones de litros de producción anual.
Dentro de las opciones se puede elegir la de visitar el lugar en grupo, acompañado por un guía, el recorrido te llevará desde el comienzo (implante de la vid) hasta la copa, con su correspondiente degustación. El objetivo del guía es hacer que los visitantes se involucren en lo cotidiano de la bodega.
La degustación está presente en todas las visitas, al comenzar o al concluir las mismas, pero si se desea se puede tratar de una actividad única, además existe la posibilidad de acudir a cursos y capacitación para no iniciados.
La finca se encuentra en la Ruta Provincial 33 Km. 7.5 Beltrán, Maipú. Los programas se realizan con reserva previa.
Foto | Flickr