

Se trata de una zona protegida de aproximadamente 275.000 hectáreas para la preservación y en ella, se efectúan diversos estudios de formaciones geológicas, fauna, flora y fósiles. La misma puede ser visitada por un guía guarda parques, el cual os puede conducir por senderos transitables, comentándoles sobre el origen de dichas formaciones un tanto extrañas.
En tanto al nombre otorgado al Valle de la Luna en San Juan, vale señalar que fue brindado por Victorino de Jesús Herrera en el año 1940 y el término Ischigualasto proviene de origen quechua y significa “sitio donde se posa la luna”.
Es así, que el lugar no sólo es de gran interés para paleontólogos quienes han intentado buscar respuesta a sus preguntas sobre dinosaurios y mamíferos de la modernidad, sino también que un lugar único con un clima cambiante con vientos, continuo sol, falta de agua, lo que hace imposible alojarse durante días.
Lo increíble de encontrarse en el Valle de la Luna es justamente el silencio que allí hay y la soledad que posee. Pero como punto a favor, os aconsejo que visiten una vez allí, el museo de Ciencias Naturales, el cual ofrece la demostración de aspectos paleontológicos, desde la búsqueda de fósiles en el campo, hasta el montaje para su exhibición.
Y para finalizar, el sitio presenta diversas formaciones geológicas como las de Talampaya y Tarjados, unas rocas de color rojizo parduzco, las formaciones Los Rastros, las formaciones Ischigualasto y Los Colorados.
Foto: Alicia Nijdam