Argentina es uno de los países más importantes si nos basamos en su agricultura (superado por Estados Unidos y Brasil), el país exporta productos procesados de origen oleaginosos a más de 100 países de todo el mundo. Los principales compradores de aceite de soja son China e India (países donde la demanda es muy alta por el crecimiento que tuvieron y tienen de sus ingresos).


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A partir del año 2007, China ha comprado al país volúmenes que superaron los 2.2 millones de toneladas al año, con un valor cercano a 1.500 millones de dólares. India compro 962 toneladas de aceite por un valor de 675 millones de dólares.
La mayor parte del aceite exportado corresponde a aceites crudos, pero también exportan aceites refinados (a 18 países por un monto que ronda los 70 millones de dólares).
Por otro lado, la Unión Europea compra grandes cantidades de harina de soja, el resto de la harina producida se destina a países del sudeste asiático.
En sus comienzos, el cultivo de la soja fue una elección productiva para contar con las proteínas necesarias para la alimentación animal, los primeros cultivos fueron incentivados por el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), creando un instituto anexo, el IADO (Instituto Argentino de Desarrollo de Oleaginosas), el cual dejó de existir algunos años después.
A partir de ese momento muchos productores agropecuarios eligieron este cultivo por los grandes márgenes de ganancia que dejan.
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